Importante

Chicos: Lean esta nota en el blog del Departamento de Informática TP Final: Las consignas se encuentran en este link Lean esta nota: Alexis Garbarz - La Pasión por el Networking . Alexis es egresado de ORT Guille

Thursday, July 12, 2007

Martín Varsavsky: ¿Se puede ser realmente “culto” y no hablar inglés?

A continuación les paso parte de un artículo escrito por Martín Varsvasky en su blog.

Martín es un empresario argentino, que vivió en USA y ahora vive en Madrid. Ha fundado siete empresas en los últimos 20 años, todas ligadas con Internet y las Nuevas tecnologías. Es el blog argentino más leído en el mundo.

Quiero que lo lean, y quien lo desee, deje una opinión en los comentarios, o bien lo hablamos en clase.


Lo que sigue a continuación es un artículo un poco provocativo, que puede incluso ser mal recibido por algunos de mis lectores, pero que sostiene algo en lo que creo firmemente: que una persona que no entiende bien inglés no puede ser realmente culta.




Empecemos con los periódicos. Por más buenos que sean periódicos como El Mundo, El País, Clarín o La Nación, los recursos que tiene el New York Times, por ejemplo, son incomparables. Con todo el respeto a los periodistas españoles y argentinos de tecnología que conozco, el nivel de preparación de un John Markoff, del New York Times (con quien cené la semana pasada), o de mi amigo Thomas Crampton (que justamente hoy dejó de trabajar para el New York Times y el International Herald Tribune) es más alto que el de cualquier periodista que escriba en castellano. Viendo estas diferencias es que me pregunté: ¿afecta esto negativamente al nivel cultural de una persona que no hable inglés?



La clave del asunto es la siguiente: dado que hay mucha más información en inglés que en cualquier otra lengua, que la gran parte de la ciencia y cultura del mundo está en inglés, ¿se puede ser realmente “culto” y no hablar inglés? Yo creo que no. En el tema de los blogs, por ejemplo, se ve claramente: los blogueros más leídos, los que más diseminan cultura, hablan inglés. Para dar otro ejemplo: imaginemos cómo sería vivir un día utilizando solo artículos inventados en España y consumiendo solo cultura que fue creada en España y no copiada o traducida de otros idiomas.


Claro que al tratar este tema nos topamos enseguida con dos obstáculos. Uno es ponernos de acuerdo en qué se entiende por “persona culta”. El segundo es analizar el vínculo entre información y cultura.


Es imposible entender acabadamente qué es la cultura, pero podemos decir que una persona “culta” es aquella que ha adquirido determinados conocimientos que lo destacan de sus contemporáneos. Cuando decimos que alguien es educado, culto, informado, estamos emitiendo juicios similares en base a una tabla comparativa invisible que todos llevamos dentro, pero que no sabemos exactamente cómo definir. Yo tengo algunos amigos que considero especialmente cultos (sin duda más cultos que yo). Gente como Andrew Mc Laughlin, el jefe de políticas de Google, o Joshua Ramo, ex editor de la revista Time. Y aunque me cuesta explicar qué los hace especialmente cultos, simplemente les reconozco como “más cultos que yo”. Creo que porque entiendo que mi cultura se enriquece con nuestras conversaciones. Sin ir más lejos, escuchando a mi propia esposa, Waya Quiviger, aprendo y soy mejor persona a todo nivel.


Hay gente que asocia la cultura con tener un diploma universitario, pero creo que aunque la educación universitaria ayuda a ser culto, la cultura va mucho más allá de los conocimientos específicos sobre una disciplina. Creo que las personas cultas son aquellas que, además de haber cursado una carrera superior, son muy leídas, informadas y críticas, y que saben entender lo que leen y producir ellas mismas “cultura”. Para los que entienden de informática, mi idea de una persona culta es que son como un “torrente”: el culto da, recibe y acelera el flujo cultural. Cultos son ellos que poseen los códigos necesarios para interpretar el pensamiento, las vivencias y los descubrimientos de los demás, y al mismo tiempo aportan los suyos.



Ahora, ¿qué pasa entonces cuándo gran parte de la producción literaria y científica del planeta está en inglés? El que no entiende inglés, ¿puede ser realmente culto? Lo considero muy difícil. El inglés es el segundo idioma del mundo en términos de la cantidad de personas que lo hablan, pero por lejos el primero en producción cultural y científica. El inglés, además, es la lengua franca de la economía, la investigación académica, el arte, la política y, especialmente, de la ciencia que es uno de los pilares de la cultura. Algunos datos: el 45% de las publicaciones científicas son en inglés, más del 50% de la producción científica proviene de los países anglófonos (especialmente Estados Unidos), el 80% de los correos electrónicos se escribe en inglés y el 45% de las páginas web están en inglés. El inglés lo habla, al menos, el 55% de los ciudadanos actuales de la Unión Europea. Las reuniones informales y de trabajo en la Unión Europea se realizan, sobre todo, en inglés y las conversaciones reales y en directo entre jóvenes europeos son, cada vez más, en inglés. El resultado es que la masa crítica cultural del inglés es imbatible. ¿Cómo puede entonces una persona que no habla inglés mantenerse al tanto de lo que sucede en el mundo y alimentar así su cultura?



En este sentido, si bien la información no es lo mismo que cultura, queda claro que aquellos que tienen el inglés como lengua materna no sólo acceden a mayor cantidad de información, sino que también están preparados para comprenderla mejor. En cierta forma, los nativos del inglés tienen una ventaja en su capacidad de ser “cultos”. A este fenómeno algunos lo llaman incluso “señoriaje del idioma”, en comparación con el “señoriaje monetario” de aquellas monedas que se convierten en divisas internacionalmente aceptadas. Es una ventaja que hace que los países que viven en inglés puedan aportar más a la cultura global que los otros.


El punto es que si uno de los atributos claves de la persona culta es su capacidad de descubrir y editar la cultura que lo rodea, la gente que únicamente habla castellano se encuentra en desventaja. No sólo porque gran parte de la cultura contemporánea viene del inglés y de algunos pocos idiomas más (principalmente mandarín, alemán, japonés, francés, italiano y ruso), sino porque un pobre porcentaje de estas obras se traducen en algún momento al castellano. Eso se nota, por ejemplo, en cualquier librería de Nueva York. Allí uno se da cuenta de lo pobre que es en comparación una librería en Madrid.


Lo que sucede es que el inglés, además de predominar en la ciencia y en la cultura, tiene la mayor cantidad de traductores del mundo, justamente por ser una lengua franca y tener el mayor mercado del mundo de consumo cultural. De este modo, se transforma además en la principal puerta para conocer otras culturas. Mis amigos norteamericanos profesores de Harvard, por ejemplo, tienen muchísimos más conocimientos sobre las culturas asiáticas que mis amigos españoles que también son profesores universitarios, y eso es porque en Asia, en general, se traduce mucho al inglés y poquísimo al español (es interesante notar que no hay vuelos directos entre España y Asia).


Sucede también que pese a que los que hablamos castellano somos unas 500 millones de personas, el castellano no es un mercado tan importante cultural como el inglés debido al lamentable estado del ciudadano promedio que habla castellano. En comparación con el Reino Unido o Estados Unidos, los ciudadanos que hablamos castellano producimos mucha menos ciencia en proporción a cada habitante y consumimos muchos menos libros por persona. Esto se debe a que, lamentablemente, aunque somos muchos los que hablamos castellano, nuestro idioma es uno de los que más pobres tiene y no solo pobres en términos económicos, sino también de espíritu.Una persona que habla Alemán tiene un 5% de probabilidades de ser pobre, una persona que habla castellano tiene un 50% probabilidades de ser pobre. El resultado es que somos muchos, pero con una capacidad de producción cultural muy limitada y con una distribución de la riqueza especialmente mala, lo que dificulta ser culto y hablar sólo castellano. El alemán y el francés, por ejemplo, son hablados por menos gente, pero tienen una creatividad científica y una producción cultural mayor que el castellano.


Mi conclusión entonces es que – aunque sería formidable que fuera diferente - considero muy difícil ser realmente culto y no hablar inglés. O, dicho de otra manera, que ser culto y no hablar inglés requiere de muchísimo más esfuerzo. Vivimos en un idioma periférico que depende en mucho de la capacidad de invención de otras culturas y esto se nota en la gente que no lee en inglés y frecuentemente repite opiniones de los pocos comentaristas que traducen la cultura del resto del mundo al castellano. Por eso creo también que parte de la educación en España tendría que ser en inglés, ya que no nos podemos dar el lujo de mantener una diferencia cultural tan grande, que pueda seguir alimentando las diferencias económicas, tecnológicas y de innovación.


Termino dando un ejemplo que es la Wikipedia. Sugiero mirar la cantidad de artículos escritos en cada idioma de la Wikipedia para entender el fenómeno al que me estoy refiriendo: en inglés hay 1.800.000 artículos, mientras que en castellano hay 245.000. En los otros idiomas europeos, interesantemente, hay muchos más artículos que en castellano.

No comments: